Casi todos tenemos uno o más de un momento de gloria en nuestra vida. Pero si tienes una discapacidad, difícilmente vas a ver tu nombre en un periódico o van a colgarte una medalla. Mi hijo, sin embargo, tuvo su minuto de gloria, y todo gracias a Anicet Lavodrama. Nuestro amigo Anicet organiza cada año un partido para luchar contra la malaria. El verano de 2010 se organizó en Badalona. Nosotros, lógicamente, fuimos a verlo. Al final del partido, Anicet tomó la palabra y en un momento dado, dijo: quiero saludar a un amigo muy especial que ha venido a verme, Albert, levántate y saluda... Mi hijo fue levantado por mí porque él no entendía muy bien qué había hecho para que le mencionaran. Para mi fue muy emotivo ver a jugadores, entrenadores y público aplaudir a mi pequeño. Y todo gracias a una persona que es mil veces más grande de espíritu que de estatura. Cuando Albert lo asimiló, se lo contó a la abuela, a sus tías y a su madrina. Y a todo el mundo, claro que sí... Esta andanza va dedicada a mi hijo especial y mi especial amigo!!!!
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